El regreso de Los Olimareños en mayo del 2009, el nuevo diálogo con la Argentina en el Luna Park y la confirmación de su vínculo con La Docta en el Orfeo de Córdoba fueron destellos de música y compromiso constante.
Luego festejaron nuevamente en el Luna con el Pepe Mujica y condecoraron el Festival del Lago en Andresito Uruguay; dos de los shows que lamentablemente no pude ver.
Lo que comenzó como un “re-encuentro/despedida”, fue, por suerte, y a pesar de abusrdas críticas, una acertada decisión que hoy continua su rumbo y nosotros seguimos siendo testigos del canto de Pepe y Braulio…
El pasado sábado 30 de enero el dúo volvió al escenario Atahualpa Yupanqui de Cosquín a festejar los 50 años del Festival que los recibió allá por los ’60, cobijados por la amistad del Turco Jorge Cafrune, aquel hombre barbado de sombrero aludo…
Allí en Cosquín, ese sábado que les cuento, la lluvia se hizo presente como un verdadero bautismo (según el mismo Braulio) y nos volvimos a encontrar todos los seguidores de “Los Oli”; entre ellos: Alberto, Fran, Alejo, Agu, Lino, Indio, Zurdo y Dani con sus mujeres, y tantas otras caras conocidas que de haber vivido los ’60 y ’70, hoy me serían mucho mas familiares. Creanme que el único sinónimo que esas caras tenían, eran lágrimas de emoción…
“Del templao”, “La sencillita”, “Nuestro camino”, “La ariscona”, Vivian” y “Rumbo”, fueron las primeras canciones elegidas para esa noche inolvidable bajo un cielo coscoino que poco a poco dejaba emocionarse hasta las lluvias…
Por momento giré mi cabeza para ver a los empapados presentes, y entre la llovizna y el reflector que seguía cada movimiento del dúo, pude divisar el campanario de la histórica capilla, única testigo fiel del festival serrano…
No me importaba perder por un segundo lo que sucedía en el escenario, ya que en casa estaba Yamila preparada con la vieja videocasetera para grabar todo; de alguna manera, haciéndole guardia a mi memoria…
La noche continuaba: “Isla patrulla”, “Adiós a Salto”, “La niña de Guatemala”, fueron los temas siguientes antes del intervalo inevitable para recibir el poncho del festival; la misma noche que se juntó el histórico conjunto de Los Trovadores…
Nuevamente fue un honor ver al gran músico y amigo Camilo López, (hijo de Braulio) acompañándolos en “Angelitos negros” dándole una inyección joven de sangre olimareña, sangre que desde hace varios años se oxigena en tierras cordobesas…
Para el final, no podía faltar el “Orejano”, aquel poema de Serafín J. García musicalizado por el Pepe.
¡Hasta siempre Olis! Nos vemos en ?...
¡Hasta siempre Olis! Nos vemos en ?...
En el próximo…
Lucas José Fernandez.